"Mi Kent"

Cuando eras una niña, fuíste formando los pedazos de tu hombre ideal: Los ojos del abuelo Pablo, los brazos de papá y los poderes de Superman.
Le pones por nombre Kent (eso dice la caja)... Durante años vas ensayando tus palabras y moldeando su figura. Lo vistes de vaqueros, karateka o frak... Jugando y jugando tu muñeco es casi real.
Te haces mayor, guardas a Kent en una caja ya sin zapatos y con los brazos por ahí. Ahora te llaman "mujer" y conoces a chicos ya no de plástico sino de piel.
Por las noches recuerdas a Kent... -¡Es tan perfecto!- te dices... (Yo sé que hay alguien como él).
Continúas tu crecimiento y con ellos los hombres en tu vida; pero tu abuelo ha muerto, tu padre ya peina canas y superman esta ahora en una silla de ruedas.
Conoces a médicos, abogados, bohemios, artistas, ingenieros y muchos buenos para nada. De sonrisas blancas o amarillas. Pero a todos esos les falta ese brillo, los miras y ... no, no se parecen a "Kent".
Un día después de muchos años de sólo imaginar, reconoces un olor, sales tratando de encontarlo, media tierra si es preciso para escuchar su voz.
Ahí esta, ¡es él! ¡es él! -Sabía que existías!!-... Corres a su encuentro, no sin tropezarte unos pares de veces por lo débiles que son tus pies.
Lo alcanzas, lo coges por el brazo y lo giras hacia tí (al final prefirió los vaqueros). Te pierdes en sus ojos... . Ahí estan frente a frente, saben quiénes son y por qué estan ahí.
Eres feliz por un momento, a pesar de sus años es todavía un niño igual que tú.
Es él, no lo dudas ni un segundo. A ese que amaste aún sin conocerlo, de quien te veías tomada de su brazo ante un altar con la sábana blanca de mamá en la cabeza y a "rosita fresita" por testigo.
Es, es... Tu Kent!!!
El te mira, ya lo sabe, sabe que ibas en su búsqueda desde hace años; te mira con sus ojos tan eternos con ese brillo que te indica que él también te buscaba.
-"Hola Lu"- Gira lentamente la cabeza, piensas que esta a punto de besarte y se te corta el aliento. No has caído en la cuenta... Llegaste tarde, los dos lo saben; otra mujer se adelantó en la carrera.
Tu corazón quiere gritar... No entiendes ¿por qué? -si es mío, yo lo imaginé!!! ¿por qué no me esperaste? Sabías que venía por tí!!!!-
Pero no dices nada, ni él tampoco, se tragan esas palabras con el sabor amargo de la decepción. Te abraza y reconoces que es la despedida, te besa en la frente... te aferras a su pecho, los corazones laten sin parar, se sienten correspondidos.
Lo miras una vez más y te alejas. El, él no hace nada, con los brazos caídos a los costados te dice: "Me esperan" y se va... Sus pasos son lentos, le pesan los pies; por un momento duda... y agrega:
Te veré de nuevo?
-Tal vez...- respondes.
Pero el cláxon de un auto que lo llama lo vuelve hacer andar. Suspiras y tú también te vas.
Llegas a tu casa y revuelves los armarios, buscas una caja en particular. Hasta el fondo, detrás de la bicicleta sin ruedas y el hornito de pasteles.. ahí esta!! Llena de polvo y oliendo a humedad. Metes la mano ansiosamente...
"Hola Kent!"
Encuentras sus brazos y los reparas, también sus tennis, coses con cuidados sus vaqueros. Lo lavas y acicalas, dibujas con cuidado "sus" pequeños anteojos. Abres la vitrina que esta en tu habitación frente a tu cama, lo sientas ahí; siempre mirándote, siempre mirándolo.
Suspiras... Eres feliz porque aunque sea por 20 minutos estuviste con el amor. Ese con el que jugabas de niña... ese que llamaste "Mi Kent".
Earween*
2 comentarios
jorge -
yúnevi -
un post bonito